lunes, 26 de julio de 2010

INVICTUS

Más allá de la noche que cubre,
negra como el abismo insondable,
doy gracias a los dioses que pudieran existir
por mi alma invicta.
En las azarosas garras de las circunstancias,
nunca me he lamentado ni he pestañeado.
Sometido a los golpes del destino,
mi cabeza está ensangrentada pero erguida.
Más allá de este lugar de cólera y lágrimas,
donde yace el horror de la sombra,
la amenaza de los años me encuentra y me encontrará, sin miedo.
No importa cuán estrecho sea el portal,
cuan cargado de castigos la sentencia,
soy el amo de mi destino,
soy el capitán de mi alma.

William Ernest Hurley.


Nunca olvidaré el día que ví esta película, un rato antes de la final del Mundial de fútbol de 2010, España contra Holanda.
Estábamos Joaquin y yo solos, sin hijas, y nos dió por verla en la televisión. Fueron dos horas absolutamente maravillosas de buen cine. Dos horas con el corazón encogido, con las emociones a flor de piel hasta el último minuto. La historia, ejemplar; los actores, espectaculares.
El personaje de Nelson Mandela siempre me ha fascinado. Cómo alguien perseguido y encarcelado durante 27 años en una celda mínima, de 2 x 2 m, puede perdonar de esa manera?
Cómo olvidar? Cómo tener esa paz de espíritu que te permita no volverte loco durante todo ese tiempo? Cómo no odiar a esos míseros blancos que te privaron de tu libertad por ser de otro color? Él lo hizo, y consiguió hacer de este mundo, un lugar mejor.